martes, 13 de diciembre de 2011

“El indígena frente los acontecimiento de la conquista.”

Índice
1. Introducción
2. Destrucción y heridas de un pueblo
3. Pocas palabras escritas, muchas almas perdidas
4. Del Indio
5. Problemas de comunicación
6. Guerra dentro del indio
7. Sobre la evangelización
8. Choques de culturas
9. Guerras de religión, guerras de dioses
10. Conclusión
Bibliografía


1. Introducción.
Tan fundamental es la conservación histórica o simplemente redacción literaria de la conquista, de la nueva España, de los acontecimientos más duros y fundamentales escritos por Fray Bartolomé de las Casa, Juan Julián Garcés, hasta  el intento de la traducción  de textos religiosos las confesiones  como Fray Juan Bautista de Viseo, Fray Alonso de Molina, otros como Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún otros narradores y cronistas de la época que contribuyeron si bien religiosos pero consientes del sentido humanista.
El indio y las circunstancias: la evangelización, la trasmisión cultural, la diversidad de lenguas y de costumbres, la jerarquización social, la política, la ética, la moral todo un contexto histórico que se profundiza para encontrar la mentalidad del  indígena dentro de tal cambio. Dentro del pesimismo y la negación hay una sobrevivencia de lo que hoy  llamamos  mexicano.





2. Destrucción  y heridas de un pueblo.

El rescate de una cultura desgastada por la conquista. Una guerra con mucho simbolismo, con una terquedad. ¿Quien perdía?, ¿quien ganaba? el hombre con armas de fuego, o el indio con armas de madera. ¿Quien sabia de este lugar, de este continente? ¿Quien sabia? ¿Qué era esto, qué era lo otro?, ¿quien eran aquellos?, el extranjero no lo sabia y nunca lo supo a primera estancia de apreciar, y todavía después muy pocos supieron de este lugar, de esta gente. El indio siempre lo supo.
Dicen que en toda guerra, sangre correrá. Podremos llamar a esto como guerra o podremos llamar a esta conquista como una masacre. ¿Quiénes eran los indefensos?, ¿quienes eran las bestias?, ¿quien era el pecador, el salvaje? Para poder ganar les faltara moral, les faltara virtud humanista, y eso al principio de esta lucha se reflejaba y se mataba.

3. Pocas palabras escritas, muchas almas perdidas.

A lo largo de la conquista, de los españoles en México, había una empeño por matar, aniquilar a los indios tomar fortuna, riquezas, oro, frutos, pero hay una importancia con el tiempo se desgastaba, se lastimaba y se borraba; su cultura, su religión, su ética, sus tradiciones y de cierta forma la misma voluntad. ¿Y quien eran ellos para decir que esto era un lugar para robar? ¿Quien eran ellos para decir su cultura era la mejor?, no lo se. Introdujeron una religión cristiana  una moral, una cultura, tradición pero acosta de su tierra, de su vida y con temor, el indio tenia que sobrevivir, aprender eso que les era ajeno, y tanto ajeno para comprender.
Y nos hablamos de las intenciones, y de intenciones egoístas, el conquistador, aquel aborda un lugar, lo posee como si los demás seres no fueran seres, de mínima categoría.
De la brutalidad, Fray Bartolomé de las Casas escribía no con tinta, si no con sangre del indio en su Brevísima destrucción de las indias. Leeremos una  necesidad que nos resma en la misma cultura de hoy en día. Hablamos de una destrucción de información, de religión, de tradición, de lenguaje, escritura,  cosas importantes que fueron quemados, rotos destruidos y aniquilados.
Nos falta mucho por reconocer, obviamente el mexicano no puede vivir en un rencor, o sentirse inferior, todas la naciones son conquistadas, algunas devastadas y no queda nada de si mismas, otras se fragmentan o se regeneran. Algunas veces simplemente cambian, o se crea otra. El mexicano absorbe y deja, olvida y recuerda El mexicano tuvo, tenia, tiene, quiso, quería y es ahora lo que es.  Una nación con cultura, subculturas, tradición, diversos lenguajes, absorbió de aquel que llego, de aquel que se vino de esclavo, de aquel siempre estuvo aquí, de aquel que se llamo conquistador.
Y es que el indio su cultura no toda murió.

4. Del indio.

v  Quien era el indio;
                   “todos eran gentes muy políticas y prudentes; tenían sus reyes y señores grandes a quien obedecían gran número de vasallos, porque eran inamenas las gentes que en aquel reino había, tenían maravillosos gobierno, leyes y costumbres buenas: vivían en paz y justicia”[1]
v  De los hombres
                         “eran muy esforzados, valientes y industriosos en las guerras (…) nunca daba batalla o movían guerras sin haber primero muchos complimientos y ceremonias”[2]
v  De la tradición de los mayas para ofrenda a sus dioses era
“comer carne humana y de sacrificar hombres”[3].
El indio sobrevivió de golpe por golpe, de herida por herida, pero principalmente nos enfrentamos a problemas de comunicación, el indio no era ignorante, no era el salvaje, eran limpios, ordenados.
El carácter de padre y madre lo tenían con sus hijos, protegían a los suyos y a su pueblo. Cosechaban, sembraban tenían su propia jerarquía social, una gastronomía, se curaban con yerbas, sus propios brujos o sacerdotes no solo eran doctores, también sabios y más cercanos lo divino.
De las Casas escribía que los indígenas les daban a los extranjeros lo que ellos querían en ofrenda pero estos abusaron de ellos y de la confianza, del respeto hasta llegara un punto de brutalidad y salvajismo con los indios, humillados, esclavizados. Podremos describir miles de circunstancias donde se adentra tal conflicto o tal efecto. Mujeres violadas y niños recién nacidos eran acecinados por los soldados y comerciantes, algunas veces les pedían y les exigían tributo a los indios, como también les secuestraban a sus hijos con tal de que les dieran oro.  Hombres, mujeres y niños vendidos, en algunas ocasiones estos hombres “civilizados” mantenía una relación con la india para después vender a sus propios hijos como esclavos. De las muertes de los indios era muy fuertes, desprendimiento de los miembros estando vivos, morían de dolor, quemados, ahogados. Todo esto es una pequeña descripción de la Brevísima destrucción de las Indias de Fray Bartomé de las Casas.

5. Problemas de comunicación.

El problema de comunicación es radical, entre el náhuatl, el castellano, el latín y otras lenguas que estaban llegando, provocaba un mal entendimiento de la misma trasmisión  y eso solamente considerando el problema en el lenguaje.
Los gestos, las acciones o la mímica el único factor de ayuda, dentro de todo el salvajismo contra al indio, tenia que haber por lo menos una relación, brutal, pero había una línea distorsionada de algo.
Sobre la traducción del Evangelio y la comunicación para el indio era difícil, es complicado, había una mala dirección, algunos obispos no hablaban y comprendían latín. Las Sagradas Escrituras estaban en latín, enfrentarse al indio y también comunicárselo, así nadie entendía de nada, eran más bien ejercicios de bien y mal, de costumbre más con fuerza y brutalidad en la cuestión religiosa, pues estos ignoraban lo que podrían entender.
Era confuso, a sabiendas que por detrás de estas espaldas estaban condicionados para su propia sobrevivencia, quien no era  bautizado, más bien era aquel que ni era ser, ni persona digno de la salvación del Dios de los conquistadores.  Por lo tanto todo aquel hombre de armas de fuego tenía el carácter y la desvalorización sobre el indio porque su mentalidad o su ideología, las reglas  lo establecían. Tanto pudo entender Fray Julián Garcés y se armo de valor al  mandarle la carta al Papa III, una necesidad de dirigirse de tal forma con la intención de fortalecer unos derechos a quienes les daban la palabra de su Dios cristiano.
Hubo la intención de Fray Alonso de Molina y Fray Juan Bautista de Viseo traducir al náhuatl los textos religiosos, como los Confesionarios[4] estos fueron ignorados y rechazados, hasta prohibidos, por “la hora de Nuestra Señora”[5] por tener un “lenguaje vulgar”[6] había intención por fe de Molina, hasta “compuso un diccionario náhuatl – castellano”[7].
 Otro con buena intenciones sobre la traducción es Fray Juan Bautista de Viseo[8]

6. Guerra dentro del indio.

Al principio hable de una guerra, pero esta guerra se tenia dentro de si mismos, de cada indio, no solo en lo exterior, lo que vivía cada día, donde su vida se borraba para cambiar a ser un esclavo, y de aquellos que nacían y por siempre fueron esclavos, nunca supieron porque o de que tenían derechos. O si simplemente eran nada en la sociedad jerarquización del español.  
Dentro del mestizaje, las castas, el choque de culturas, creo que hubo un gran conflicto dentro de si, ante la lucha el desprecio de su cultura. Pudieron haber existido problemas en el ser, si lo vemos en un sentido hasta oncológico, metafísico, porque al adentrar en una destrucción y un desprecio no por ellos si no por la conquista, ahí una lucha por conservación del ser, de su esencia, su substancia, dentro de la misma unidad del ser. Dentro de la misma existencia, las preguntas se desbordan las respuestas son  negativas.
Atacaron no solo físicamente si no en todo el sentido del ser. Ellos tenían su propia concepción de humanos, de seres, viene esta lucha dentro de si mismo, que no les deja ni comprenderse, ni defenderse, entre los problemas de comunicación de lenguaje, la esclavitud que valores éticos y morales fríos, mezquinos se  derrochaban,  y eso que nos estamos enfocando en lo antropológico y psicológico.
¿Como poder sobrevivir, en lago que parece decaer  como un declive, dentro de la mentalidad del indio, emocionalmente lastimado, degenerado, humillado, como sobrevive  su cultura  en lo más individual y personal que valor y que voluntad se arriesga y se regeneran? El existir, la sobrevivencia, el mestizaje, las subculturas, hubo un desarrollo brutal a la fuerza  en el lenguaje, en la cultura, en la fe, en la ética. 
El indio vivía en el conflicto del ser, del yo, del existir pero por una gran necesidad de sobrevivencia, ahí es donde sobreviven rasgos importantes de la cultura indígena.

7. Sobre la evangelización.

El sentido de evangelizar es propio del cristianismo, los misioneros trataron desde la perspectiva del cristianismo franciscano del siglo XVI, para el religioso su fe, su dios su moral, es la más importante y vital, ignorando las ideologías ya existentes en este nuevo continente, evangelizar no solo es salvar al salvaje, es dar o cambiar la espiritualidad del indígena;
                                              “Los religiosos aprendieron náhuatl con la finalidad de trasmitir la doctrina cristiana (…) por diversas razones: para identificar  el “mal”  que debían  erradicar, para evitar ser engañados por los indios con respecto a su conversión o bien para buscar mejores maneras de cristianizarlos”[9]
En la recopilación de la UNAM sobre la carta de Fray Julián Garcés que le escribió al  Papa III, habla de cómo los niños aprendían que no eran “díscolos, ni soberbios, no injurioso, ni rencilloso, si no agradables, bien enseñados y obedientísimos a sus maestros”[10], más bien tenían que portase bien pues las reprendas o castigos eran algo mezquinos y con falta de derechos. Era más por temor y condicionados a ser maltratados si  no obedecían  la moralidad de la religión cristiana.   
La confesión en el sentido cristiano, es la conciencia, del bien y del mal, la confesión es decir la verdad de los pecados de cada  persona, y saber que se ha hecho mal,  una línea moral del bien entendido desde la perspectiva cristiana.
Entendiendo que es el bien y el mal, el orden moral  se vería más impactado en el indígena  desde la moral.

8. El choque de culturas.

En el choque de la diversidad de culturas inmersas en al nueva España era con frecuencia y en constante movimiento, una época de acción, de cambio. Dentro de la cultura indígena había diversos idiomas, por lo que el problema radicaba en que los mismos religiosos no pudieran  mostrar  o dar  su religión a los indígenas.
                                    “hubo una incomprensión mutua entre cristianos e indígenas (…) los indios además de entender, debían aceptar la doctrina cristiana lo cual hacía más problemática la evangelización”[11]
Existían problemas epistemológicos, en la traducción, también había cierto desencanto de la intraducibilidad por la misma diversidad, una demanda  muy fuerte constante por eso la confusión de la misma doctrina cristiana en toda América latina.  Trataron de educar con el evangelizar a los niños para que así pudieran trasmitírselos a los adultos pero eso no funciono: los religiosos misioneros viajaban para trasmitir el cristianismo, pero así también aprendían nuevas lenguas,  y no se daban cuanta de que en si  también trasportaban cultura  prehispánica
                             “Los religiosos alabaron la moralidad indígena, por ejemplo y cultivaron muchas lenguas nativas, pero quisieron reorientar esa moral introduciéndola dentro del contexto cristiano, además trataron de manifestar el cristianismo por medio de los conceptos nahuas…Así comenzaron la incomprensión  y e sincretismo las tradiciones de los indios cuando recibían el mensaje , a quienes se les dificultaba comprender ese extraño mundo.”[12]   

9. Guerras de religión, guerras de dioses.

Fray Bartolomé de las casas manifiesta unas grandes inquietudes en esta postura de guerras de dioses y de religión, entre tanta contradicción y confusión, escribe:
                                        “pero los tiempos andando, faltando gracia y doctrina, y añadiendo los hombres  pecados, por justo juicio de dios fueron aquellas gentes dejadas ir por los caminos errados (…) de donde nació el engaño  de admitir la multitud de los dioses”[13]
Se refiere a la gente que confundía al Dios cristiano con los de tierra, toda una mezcla de creencias, no se descartaban todavía los sacrificios, en Tierra Firme (era el verdadero dios, que los “gobernaba”[14]), la Nueva España, Tierra de florida y de la de Cíbola, los reinos de Perú (“lo llamaban Viracocha que significa criador y hacedor”[15])
Dentro de América Latina, la confusión era muy fuerte, ya que entre los mismos dioses, y el dios cristiano, pues había similitud en tanto creador y gobernante divino, pues ellos tenían los suyos que bien podría ser un astro (sol como en Perú[16]) totalmente, la representación de una escultura, pinturas con simbolismo divino. “Por toda la nueva España  tanto eran los dioses, y tantos los ídolos que los representaban, que no tenían numero”[17]escribe De las Casa que siempre había un dios mayor que los demás, el Sol este “guardaba el cielo y la tierra”[18] era Huitzilopochtli en México, esto significa entre la similitud era que había un creador y gobernante y más poderoso que los demás.

10. Conclusión

Hay una sobrevivencia, el extranjero debilito mucho al indígena, todavía en el sur de México conservan la cultura y costumbres. La intraducibilidad es también la prueba mayor de que no pudo el cristianismo acabar con  las culturas indígenas había una trasmisión de todo, el mestizaje, la diversidad,  no borro, lo que paso es un desarrollo, una evolución ética, moral a la manera cristiana pero las costumbres y las tradiciones son muy distintas a como era el cristianos español.
El indígena sobrevive porque no pueden acabar con el, ni tampoco negarlo, en tanto lo que es, el indígena cambio a golpes de un extranjero, no pudo exterminar su lengua.



Bibliografía
        ·            Fray Bartolomé de las Casas, Brevísima  destrucción de  las Indias.
        ·            Fray Bartolomé de las Casas, Los indios de México y Nueva España, Tercera Edición Editorial Porrúa, S. A. México, 1974
        ·            Verónica Murillo Gallegos, Palabras de evangelización, problemas de traducción, Universidad Autónoma de Zacatecas, Primera Edición Zacatecas, 2009.



[1] Fray, Bartolomé de las Casas, Los indios de México y Nueva España, Tercera Edición Editorial Porrúa, S. A. México, 1974, Sección Quinta, Las instituciones, Capitulo LVI, pág. 190
[2] Ibídem.
[3] Ibídem pág.191
[4] Verónica Murillo Gallegos, Palabras de evangelización, problemas de traducción, Universidad Autónoma de Zacatecas, Primera Edición Zacatecas, 2009, pág. 39.
[5] Ibídem pág. 44
[6] Ibídem.
[7] Ibídem pág. 39
[8] Ibídem pág. 44
[9] Ibídem  pág. 110
[10] Fray Julián Garcés, Textos de la carta para el Papa III  por la UNAM,
[11] Verónica Murillo Gallegos, Palabras de evangelización, problemas de traducción, pág. 111
[12] Ibídem pág. 114
[13] Fray, Bartolomé de las Casas, Sección Quinta, La religión,  Apartado Primero, ob. cit. pág. 47.
[14] Ibídem.
[15] Ibídem
[16] Ibídem.
[17] Ibídem pág. 48
[18] Ibídem. 

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