Humanismo novohispano.
Comparación de Fray Bartolomé de las Casas con el texto de la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” y el texto de las Cartas de Fray Julián Garcés.
•La comparación:
Los dos son religiosos, hombres de fe, apegados a la iglesia, pero al fin y al cabo hombres conscientes del verdadero sentido humano, más halla de sus ropas o de su persona.Estos textos son signo, de protesta, de denuncia, de reclamo, pero sobre todo Éticos.
Como bien es el titulo de Fray Bartolomé, escribe la destrucción, va más allá de la Nueva España, pues cuenta también el sufrir de Centro América ante la llegada de los Españoles, Portugueses, Alemanes en busca de riquezas y poder. Tanto como Julián Garcés provoca que el lector no pregunte; quien, quiénes, nombre, fechan, lugar específico, por el mismo hecho se entiende es un denuncia.
Pues es notorio que estos textos no son documentos históricos, y que no tengan la metodología correcta para tomarla como es debidamente histórico. Más bien es la recopilación no de hechos, si no de circunstancias descritas como critica.
Se entiende que un historiador no debe dar juicio alguno sobre la misma historia, debe ser parcial.
Bartolomé y Julián no pretenden ser específicos, pero si fieles a las circunstancias alejados de los hechos, pero no de la situación y de la realidad.
Reflejan la impotencia de los dos frailes ante la barbaridad e injusticia.
• La diferencia:
Bartolomé es crudo, cruel, frio, porque habla de un salvajismo. Su redacción es distinta pues es más contada que descrita. Su texto esta lleno de tristeza, de lamento y de sufrir.Hace una descripción violenta, y podrías decirse esta brutalidad llega al lector muy pequeño de la realidad todavía, pues es muy cierta que la conquista fue hecha a golpes, sabor a muerte y derramada agua de sangre.
Bartolomé habla de los indefensos, aquellos que por nobleza dan la confianza a los extranjeros, el indio ultrajado, desconfiado y todavía esclavo solo le queda soportar el cambio radical, vidas que quedaron a la deriva.
Es el golpe fuerte por el dominio y el robo o sustento total del indio.
¿Quien era el indio? Solo es de rascar un poco tal texto para darnos una imagen inhumana. El Indio no tiene valor, no tiene derecho, es solo esclavo y el conquistado, es el bruto, el salvaje, pero bien dicho por Bartolomé en esos momentos ¿quien era verdaderamente el salvaje?.
Toda esa época era por nombre de dios ante los paganos e infieles. En nombre de la corona Española contra los renegados por lo tanto verse sumisos ante el conquistador.
No se puede entender el verdadero sentido de la llamada conquista, quien conquista y quiere más, no destruye lo que conquista.
Julián Garcés es más especifico en las circunstancia habla de la llegada y la conquista pero es detallado en la forma de escribir.
Esos indios son humanos que pueden aprender a ser de fe, pero esta cooperación o participación es resultado del miedo por la muerte de ser infieles ante los ojos de los extranjeros.
Describe el orden, la limpieza, su manera de comportarse y nos adentramos a la situación en los pies de nuestros antepasados, era muy obvio que buscan regenerarse ante tal destrucción.
La forma de ser del indio que redacta Julián es más dócil, más humilde porque ya el indio se da cuenta que no puede hacer nada ante la brutalidad y salvajismo, que se encuentra solo.
Que solo le queda soportar una fe distinta, un dios distinto por una esperanza de vida, de sobrevivencia, el indio se pone el vestido de cristianó en alma por una necesidad misma no de un paraísos de la manera cristina, si no por un salvación en vida.
Julián Garcés ve como este cambio cultural, las tradiciones cristianas se apegan a los indios, esta ética que regenera las ideas sociales a la manera católica.
Como se adentra una nueva concepción de la vida
Esta cartas que van dirigidas al Papa, son prueba de una necesidad humanística, pues comprende el valor del indio.
Fray Bartolomé y Fray Julián Garcés son verdaderos humanistas pues meten el pie al lodo haciendo una queja, gritando con la escritura la impotencia y la falta de un criterio ético más humanístico en América latina para los indios.
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