viernes, 21 de octubre de 2011

Rotterdam


Erasmo de Rotterdam “Elogio de la locura”


Contemporáneo y amigo de Tomas Moro, su pensar es sarcástico, fue su elogio de la locura quien Bruno leía a escondidas, pues era prohibido en tal época, leer a Rotterdam. Controvertido, pues se consideraba inoportuno su pensar, criticaba el como se entendía la sabiduría, la educación, la política y por supuesto la vida, es el critico predilecto, bien dicho “sin pelos en la lengua”, destacando con propiedad sobre el saber que se veía a ojos clericós. Toda aquella jerarquización social, limitaba a todo hombre quien no poseía monedas en la bolsa y aun todavía más la religión tenia el poder, esto asía al humano campesino, plebeyo una simple cosa, ahí resalta su enfoque antropológico, nadie es limite de nadie, y menos el saber se encuentra de por medio.

El elogio de la locura.
Estulticia, ¿qué es la estulticia? Muchas cosas podemos deducir, incapacidad, ignorancia insensatez, necedad, desinterés, ingenuidad, conformidad, estupidez. Muchos términos para pequeño libro. Entenderemos el peso es contundente, fuerte y es un escrito que hace reproches a su contexto social a la época, es el reproche justificable. Rotterdam no es un torpe, es meticuloso y muy listo capaz de  ir por más metáforas, y ponerlas en la frente del más estulto con su ironía hasta reír, de la forma más interesada. Pero siempre se preocupa, al tanto de arriesgarse con sus propias palabras, que no se contiene a amenazas de allegados al poder, Rotterdam  en todo sarcasmo e ironía, siempre encuentra uno la aportación, no solo critica por criticar, es su pensar por más  duro que sea, grita la necesidad de un cambio, si, es un  reclamo, pero este reclamo te dice, mira esto te falta, en esto somos un fracaso, observar que puede ser mejor. Para mí Rotterdam es un obsesionado con el deseó del saber, del conocer, el inicio a la gran aprobación de la razón del humano y llevarla a lo alto. Antes de la llegada estos grandes hombres de ciencia, Rotterdam, ya lo firmaba como una necesidad no solo ética, sino técnicamente, una trasformación del mundo, pero primero prefiere en su escrito proponer con su ironía una buena lavada,  y quitar esta estulticia pesante en las venas.
Pero llegamos al texto y cuestionémonos la forma en como Erasmo escribe el “Elogio de la locura”. Quien habla es la estulticia, ella que no es divinidad, ni que contiene ser de materia, pero Erasmo le dio voz, le dio palabra, le dio personalidad, hasta uno podía decir que ya me he imaginado la cara de la estulticia, pero, ¿como podría tener cara la estulticia?, ¿Cómo? , ¿Porqué?, ¿para qué?, bueno estas preguntas me las hago yo. La estulticia la tiene la contiene el humano, el la construye y el la forma, es por voluntad propia tenerla o no.
¿Como podría tener cara la estulticia?, quien le da cara, le doy cara,  y quizás es mí cara yo quizás soy una estulta, al ultimo al terminar el libro pienso, ¿todos somos estultos para Rotterdam?, la actitud del humano, el actuar, acción, es inevitable, el egoísta de cada quien  sea imprudente o prudente, los pequeños accidentes contradictorios de toda participación social activa al según al beneficio de la misma, como también todo mal alguno, nos hace ver interesados, y provoca más preguntas, más ideas a beneficio de todo. Me temo que Erasmo  pide lo perfecto, algo fantástico y deseoso, porque si ya lo hacia Moro, Campanella, Bacon, porque no con  carácter  alzar la voz  y de reproche.  Lo interpreto en palabras mías que la cara es la nuestra, nuestra ética, nuestra moral, nuestra vida, nuestro yo, el humano es el provocador de todo bien y de todo mal.
No deja de ser un verdadero humanista, pienso que el elogio de la locura es una completa utopía.
Bueno vamos a analizar a la estulticia de personalidad irónica, es la riza de ella, quien pesa.  Quien le da personalidad, acción y motor será el humano a ella, ya hasta yo dándole su porción de ser sujeto y esto lo hago para darle sentido a lo que voy. Podre elogiar a Erasmo así como es duro contra si mismo, contra los demás, eres tu, el individuo desconocido y conocido,  el sujeto renacentista, el de hoy, el que le falta humildad, humanidad para marcar las señas e ideas,  para el bien individual y común, es Erasmo el idealista por la sabiduría, pero siempre partiendo desde la individualidad a lo exterior.

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